Pretendo con estas sencillas y humildes reflexiones, aproximarme al valor e importancia de los símbolos en la Tradición Esotérica Occidental.
Una pregunta debe surgir en la mente de todo aquel que se inicia en los misterios de la tradición occidental y esta cuestión es ¿Qué son los símbolos y cual su valor en la senda del autoconocimiento y autoperfeccionamiento físico e intelectual, moral y psíquico, y espiritual al cual se compromete todo aquel que se inicia en los Misterios?
Debe clarificarse entonces que el Símbolo es el vehículo por el cual pueden las ideas abandonar el mundo de la conciencia, y adquirir realidad y actualidad en el mundo material en el cual nos desenvolvemos. Bien sabe expresar esto el Dr. Gerard Enausse, mejor conocido como PAPUS*, en su obra “Tratado elemental de ciencia oculta” al considerar que:
“La idea es lo invisible. Para que dicho invisible se haga visible, necesario es valerse de algún signo, y doy este nombre a todo medio exterior de que el hombre se valga para manifestar sus pensamientos.”
El signo o símbolo es pues el medio que el Hombre posee para expresar sus pensamientos, aquello que tiene existencia en el mundo de los arquetipos o de las ideas, como lo denominaba Platón.
Así, no podemos perder de vista que, tal como lo expresan los Libros sagrados de Hermes “La imagen de todo lo que ha de ser, ya está hecha. Sólo falta la materia que la llene”, y yo agregaría que la manera de conocer esa imagen es el signo o símbolo. Estos símbolos intervienen entonces para hacernos manifiestas las verdades que están en nosotros, que no son distintas a las verdades cósmicas o universales. Pero el símbolo por sí solo no es suficiente, pues en virtud de la naturaleza que les es propia a los símbolos esotéricos, sean Herméticos, Alquímicos, Qabalísticos, Teurgícos, etc., esto es, al ser hieráticos, pueden ser leídos o interpretados tanto exotéricamente como de una forma esotérica y trascendente, aunque aquí, nada diremos en relación con la analogía, excepto que es una herramienta invaluable para el buscador de la LUZ.
Se hace necesario entonces destacar que los símbolos, pueden ser interpretados desde distintos niveles o puntos de vista. Así el primero es de forma clara y simple, el segundo simbólico y figurado y el tercero oculto. Qabalísticamente estos niveles de interpretación se asocian con los cuatro mundos del árbol de la vida, y para interpretar, el qabalista debe echar mano de un método denominado סדרפ = PaRDeS, por las primeras letras de las palabras que lo componen. Estos cuatro niveles son:
1. Pashut: es el sentido literal. Corresponde al mundo de Assia.
2. Remmez: y es una sencilla alegoría. Corresponde al mundo de Yetzirah.
3. Derash: es ya un simbolismo superior comunicado bajo el sello del secreto. Corresponde al mundo de Briah.
4. Sod: es propiamente el misterio, lo secreto, la analogía, lo indecible, este último no puede comprenderse por otra vía distinta a la de la revelación directa. Corresponde al mundo de Atziluth.
Como iniciados, no podemos olvidar el axioma hermético que reza: “Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender”. De tal suerte, para poder comprender su profundo significado, es que se hacen necesarias, por no decir que indispensables, la iniciación, el estudio, la práctica y la concurrencia periódica y activa a los Templos de la Tradición, pues es allí donde se obtienen las claves para lograr acceder a la VERDAD PERENNE que ellos encierran.
Frater L.A.M.
